17 de julio de 2013

La música en los videojuegos


La música como medio de expresión, como amplificador de emociones, como divertimento, como algo que los videojuegos aún deben hacer casar perfectamente porque los desarrolladores deben de darse cuenta de su importancia para lograr grandes cosas.

*ATENCIÓN, ESTE ARTÍCULO CONTIENE SPOILERS*

El otro día estuve viendo “Heat” de Michael Mann, un película de acción que se disfruta en todos los sentidos, casi 3 horas de placer. Uno no se cansa de verla pero no quería hablaros de ella sino de un momento que a mi en su tiempo hizo que me terminará de enamorar locamente de la misma, su final con dos bestias como Robert de Niro y Al Pacino en un enfrentamiento antológico y con un desenlace acompañado por la partitura de Moby. Sublime, uno de esos finales que a uno le hacen quedarse en silencio mientras que disfruta de la música y las imágenes que se ofrecen. Y es que la música es lo que le da esa magia a ese momento, la que a mi tanto me enamoró de esa escena y es ella misma, la música, quién tiene importancia dentro de estas palabras. Ella es el vehículo que en el cine han sabido sacarle el máximo partido ya sea como protagonistas propios como en “Alta Fidelidad” o “Radio encubierta” o como perfectos acompañantes como en “Los Puentes de Madison”, “Sin perdón” o “Cadena Perpetua” pero en los videojuegos aún no existe esa fusión, esa importancia. Al menos no tan expandida como en el cine.

Hace ya unos meses terminé “Transformers: Fall of Cybertron” y vi como unas escenas llenas de acción y emoción para alguien que conoce ese mundo lleno de metal y energon que es Cybertron, no esta acompañado como debería por una buena banda sonora y todo se diluía, vi como el enfrentamiento entre Optimus Prime y Megatron en el Arca mientras que el Némesis está anclado a ella y se acercan al agujero de gusano hacia una Tierra primigenia se queda vacía, hueca, pues esas notas que suenan no concuerdan, no acompañan, no tienen el alma de ese momento.

De igual modo recuerdo como en el final de Starcraft, cuando Tassadar se precipita con el Gantrithor uniendo las energías del Kalah y del Vacío contra una Supermente sin defensas externas para poder destruirla, mientras de fondo escuchamos una música que llena de emoción el momento por el sacrificio que estamos a punto de contemplar o también en el reciente Starcraft 2: Heart of the Swam cuando después de que Kerrigan, la Reina de Espadas, haya matado a Arcturus Mengsk con la ayuda de Jim Raynor y la vemos con sus ojos vidriosos, tristes, pues para conseguir lo que tanto ansiaba ha perdido todo lo que tanto amaba, es en ese momento cuando la música que Blizzard ha puesto para ese instante lo eleva a algo más, algo más que un
simple desenlace.

¿O qué pensar de Planescape: Torment? Uno de los juegos cuya trama es de las mejores, si no la mejor, con personajes carismáticos que inundan lo que vemos y con unos momentos músicales como el primer encuentro con Deionarra o cuando vemos el por qué de todo, de todo lo acaecido, de las sombras, de la inmortalidad, del sufrimiento que ello conlleva, de la soledad, de la fe.

Y no solo eso, en World in Conflict, tanto el original como la expansión Soviet Assault, tenemos momentos míticos como en tierras francesas escuchamos ese gran tema de Tears for Fears titulado “Everybody Wants to Rule the World” antes de luchar contra los soviéticos o en el propio bando ruso al escuchar música típica de ese país. Es en esos momentos cuando vemos la importancia de la música como medio para transmitir alegría, miedo, tristeza, suspense, en definitiva, para mostrar emociones que ayudan y refuerzan momentos de un videojuego tanto a nivel narrativo como simplemente de acompañamiento, como bien se puede ver en “To the Moon” o “Thomas Was Alone”, donde vemos como esas distintas partituras nos acompañan en nuestras aventuras.

Los ejemplos y vivencias son tantas que daría para muchas páginas y es que para un amante de la música como yo, poco a poco ver como en este ocio digital se le da más importancia a este apartado ya no solo como acompañamiento sino como vehículo y catalizador de emociones, es algo que hay que celebrar y me congratulo de que poco a poco haya cada vez más ejemplos como los que he expuesto y menos como es el caso de “Transformers: Fall of Cybertron”.

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