12 de marzo de 2013

Análisis: Starcraft 2: Wings of Liberty


Hablar de Starcraft es hablar de unos de los mejores juegos de estrategia en tiempo real que existen. Con un balance de unidades y razas perfecto, que durante 12 años ha estado en plena actualidad sobreviviendo a la constante evolución de los videojuegos y particularmente del género de la estrategia. En ella vivimos las batallas que enfrentan a 3 razas totalmente opuestas en el Sector Kropulus. Así disponemos de los versátiles Terran, los nobles Protoss y los salvajes Zergs. Con un combate por tierra y aire donde elegir una raza u otra nos hará cambiar totalmente nuestra forma de jugar, pues, si en algo destaca Starcraft es en su total diferencia tanto estética como práctica de sus unidades y habilidades. Pero vamos hablar de su segunda parte, que ha sido tanto criticada, por su inmovilismo y separación de la campaña monojugador, como vitoreada por todos.

Argumento

Han pasado 4 años desde los acontecimientos acaecidos en la “Guerra de las Crías”, en ese tiempo Arthur Mengsk ha consolidado su reinado mientras que su antiguo subordinado, Jim Raynor, ha creado un grupo de resistencia para desenmascarar todas las masacres y mentiras de Mengsk. A su vez los Zergs, con la todopoderosa Reina de Espadas como líder indiscutible, han estado en silencio, “dormidos”, y están empezando a resurgir. Por último, los Protoss han estado reconstruyendo su raza en Sakuras, superando los problemas xenófogos que existen ahora después de reunirse de nuevo los seguidores del Khala y sus detractores, además de la perdida de su santo mundo, Aiur.

Nosotros encarnaremos a Jim Raynor, y sus “Asaltantes”, teniendo que hacer frente a todos y decidir su futuro con una única jugada.

Gráficos

Según muchos, lo único que tiene de diferencia esta segunda parte con la primera.
Nos encontramos con unos gráficos que cumplen de forma excelente en una vista cenital . Con luces y sombras perfectas, unidades muy detalladas con un gran diseño artístico y una gran fluidez y naturalidad. El motor gráfico hace su trabajo a la perfección sin ningún tipo de problema sin importar número de unidades o efectos ambientales, todo es movido perfectamente.

Metiéndonos en las escenas intermedias entre batalla y batalla, se diferencian 2 tipos. Las escenas cinemáticas, que son de una calidad sin lugar a dudas a la altura que Blizzard nos tiene acostumbrados, nos cuentan partes de la historia que sin lugar a dudas son épicas en todos los sentidos y que no pararemos de verlas una y otra vez.

Si las escenas cinemáticas son escasas, solo 4, las otro tipos de escenas intermedias son mucho más numerosas y realizadas con el motor del propio juego. Vemos unos modelos bien definidos sin demasiados fallos que nos cuenta la mayor parte de la historia y que no tienen nada que envidiar a las cinemáticas, llegando a tener momentos muy emocionantes.

Sonido

Aquí Blizzard ha sido muy continuista, ya que muchas melodías son recicladas del anterior Starcraft añadiéndole alguna que otra nota. También nos encontramos con melodías totalmente nuevas y en general cumplen con creces su cometido, no volviéndose monótonas ni pesadas.

Los efectos sonoros están a la altura del título, siendo las voces de unidades algo muy conseguido y una localización muy lograda. Una curiosidad que añade Blizzard siempre que puede es que al seleccionar una unidad, estas responden con distintas frases. Estas frases son “normales”, pero si seleccionamos muchas veces seguidas a las unidades estas dicen frases realmente hilarantes, desde insultarnos a enfadarse hasta reírse de nosotros.

Jugabilidad

Como dije al principio, es lo que no ha cambiado desde el Starcraft 1. Quién haya jugado al primero no tendrá problemas con familiarizarse con la mecánica, solo con las nuevas unidades y sus características. En cambio para los que por primera vez lo disfruten estamos ante un juego de estrategia en tiempo real donde tenemos que construir una base y crear unidades para eliminar a nuestro enemigo.

Me dispongo a valorar la mecánica de juego en la campaña de un jugados ya que es a lo que he jugado y porque los multijugadores de ETR no suelo usarlos por convicciones personales que no vienen al caso.

Como ya he comentado antes, encarnamos a Jim Raynor y su grupo, los “Asaltantes de Raynor”. El juego nos lleva sobre raíles para seguir el guión, con ciertas decisiones que afectan únicamente en jugar un mapa u otro y poco más. Aunque si existen 3 misiones donde hay que elegir, digamos, un bando y que excluye al otro. Aquí es una pena que Blizzard no ahondara más ya que sin salirse del guión podían haber hecho ciertos giros menores de la historia sin ningún tipo de problema argumental.


Las misiones son todas distintas, aunque con ciertas similitudes. Así que en algunas son de aguantar tanto tiempo, eliminar cierto número de trenes, atacar una posición, etc. Se agradece esto ya que elimina lo monótono de jugar 26 mapas distintos pero haciendo lo mismo. Además dispondremos de unidades tanto del primer Starcraft como las nuevas y seremos nosotros quien decidamos cual usar.

Realmente esta parte de la campaña es la típica y corazón del juego, sin realmente ningún cambio respecto a la anterior entrega. ¿Quiere decir esto que no usaremos a Jim Raynor y demás personajes? No, los usaremos como unidades especiales pero en contadas ocasiones.

Ahora viene donde desde mi punto de vista es lo mejor de la campaña de un solo jugador y la verdadera revolución del título. Las escenas entre batallas pueden ser en forma de escenas cinemáticas o usando el motor del juego, como antes comente. De estas últimas a su vez hay 2 tipos, las que son como una cinemática y las que somos nosotros los que controlamos a nuestro protagonista. En este último tipo, podemos movernos por el Hyperion. Pero, ¿qué es el Hyperion?. Pues nada más y nada menos que la nave insignia y cuartel general de nuestro protagonista. Anteriormente era la nave de Arthur Mengsk pero le fue robada en el Starcraft original. Como he dicho, esta nave nos sirve como cuartel general y en ella podemos hacer algunas cosas, como hablar con la tripulación, mejorar tecnologías gracias a recursos conseguidos, contratar mercenarios, escuchar música o elegir la siguiente misión. En el caso de elegir misiones podremos hacerlas en el orden que deseemos. Esto puede parecer para muchos algo insignificante, pero creo que es lo que un juego de estrategia que quiera contar una historia necesita. Gracias ha esto la inmersión dentro del juego es total, pudiendo interactuar, aunque de forma limitada, con los personajes e identificarnos con ellos y con sus convicciones, haciendo que la campaña sea algo más que una consecución de mapas prediseñados.

Por último he de reseñar la mini-campaña Protoss donde controlando al templario oscuro Zeratul podremos controlar a los poderosos Protoss en cuatro mapas de una gran importancia argumental, donde nos encontraremos sorpresas para los antiguos jugadores.

Conclusión
Nos encontramos ante un juego sobresaliente en todo, que pide pocos requisitos técnicos, algo que se agradece en un mundo donde parece que cada nuevo juego que sale nos obliga a mejorar nuestra máquina. Aunque no es una revolución, y por ello ha sido muy criticado con razón, es todo un placer con el mimo que se le ha tratado. El modo historia es de los mejores que he disfrutado, pues nos hace meternos de lleno en lo que ocurre en el Sector Kropulus gracias a la interacción que presenta el Hyperion. Esta interacción, aunque limitada, es lo que da al modo historia ese halo de grandeza y la verdadera revolución en los RTS. Su crítica, la del inmovilismo, es cierta y con razones de peso. Mientras que el Dawn of War supuso nueva sangre para este género tan manido ahora nos encontramos con más de lo mismo. Aunque de una gran calidad y que no hay que desmerecerlo por ello.
También ha sido muy criticado por presentar la historia en tres juegos independientes con lo que para poseer el título “completo” hay que comprarse las tres partes, aun así y diciendo también que es tener un poco de cara dura, quiero esperar a tener los dos siguientes para criticar correctamente este punto. También he de decir que la historia podría subsistir sola, pues cierra la trama de forma correcta. En definitiva, Starcraft 2 es un imprescindible para todo amante de un RTS y una buena historia de ciencia ficción.

Lo Mejor: La jugabilidad, la revolucionaria campaña en un ETR y las CGI.

Lo Peor: Que la campaña cuente poco comparado con su predecesor así como que la campaña se haya dividido en 3 partes.

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